Siempre fue grulla en el ojo del desierto,
“allí donde escribe el hombre
su pentagrama de silencio”
Una noche soñó con el cinco
y la despertó la lluvia.
Envuelta en cintas rasgó la red
y voló al valle a buscar las pisadas
de las musas del agua.
Atrás quedaba el oso.
Alzó las flores amarillas y el pan del camino
y junto al lago, que copió sus muslos,
pulsó la citara y fue mariposa.
viernes, 5 de febrero de 2010
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